Llegaste sin esperarlo. Eras todo lo que necesitaba y no me atrevía a buscar. Tardé demasiado en aprender a valorarte, pero a ti eso no te importó, seguiste conmigo, caminando por la vida, y, ey, aún nos queda mucho tramo por recorrer. Juntos, ¿no? Como las mañanas de verano encerrada en tu cuarto y en tus brazos. Jugar durante horas en 'la cueva', como todos le llamamos a esa habitación en la que te pasas los días. Esa habitación en la que vi el Señor de los Anillos, abrazada a ti, con tu mano en mi espalda. Esa habitación en la que lloré, con la cabeza recostada en las piernas de tu madre, mientras ella me tocaba el pelo y me subía la moral. Nadie me entiende como tú, nadie más me apoyaría cuando quiero adelgazar, nadie más me diría 'es fácil que adelgaces tres kilos, cuidando un poco la alimentación y yendo a caminar media hora. Pero sin dejar de comer, ¿eh? Que nos conocemos' Gracias por todo, te quiero.

Comentarios