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Aunque pueda parecerlo, yo no soy como las demás niñatas pijas que conoces. Yo no soy de las que van moviendo caderitas a ritmo de reggueton por la calle. Yo no soy de las que buscan un príncipe azul. No, yo no quiero ningún príncipe, ni ser una princesa. No quiero ser tu muñeca, conmigo no se juega. No quiero que tu seas mi bebé, creo que ya somos grandecitos. No quiero discusiones sobre quien se quiere más, yo quiero discusiones sobre quién compra los condones. No quiero escenitas de celos, ninguno de los dos tiene dueño. Yo lo que quiero son noches locas, noches en las que el mundo desaparezca entre el calor de nuestros cuerpos. Quiero crear contigo un cristal opaco que nos haga olvidar los problemas. Pero, ey, también quiero que desaparezca la vergüenza y la timidez, quiero poder hablar contigo de lo que sea. Quiero pasarme las vacaciones en tu cuarto, escuchando música tirados en la cama. Quiero que el cielo y las estrellas sean nuestros, que nunca hayan visto nada parecido. Quiero que no pensemos en el futuro, que vivamos el presente y dejemos a un lado el pasado. Quiero que los días pasen entre la arena y el mar, que nos vean besarnos, que envidien cada caricia que haces en mi cuerpo, que el sol nos cubra, quiero que me hagas sudar. Quiero tantas cosas...¿no crees? Apoyarme en tu pecho, sentir tu respiración, tus latidos, y saber que cuando todo eso se pare yo me convertiré en una rosa marchita. Deseo que te pierdas entre compases de guitarra, mientras yo me pierdo en el ritmo de alguna base. Quiero dejar marcas de mi pintauñas en tu espalda, quiero dejar marcado tu cuello con la flor de mis labios. Yo lo que quiero son tardes   en tu sofá, jugando a algún juego agresivo mientras intercalamos algún que otro beso apasionado. En resumen, quiero que estés aquí.

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